Días de Pesca

Viaje a Argentina 2010 - Las anécdotas:

Las anécdotas:

Nunca te olvidaré Fontinalis
Paisaje junto al Río CorcovadoEl río Corcovado es otro de los "grandes" ríos de la Patagonia, no por su caudal, sino por el tamaño y la diversidad de sus peces: grandes truchas, salmones y salvelinos principalmente. Nace en el puente donde desagua el lago Vintter, a unos 120 km al sur de Trevelín. Para llegar allí hay que soportar más de 80 km de carreteras de ripio, aquí polvorientas, allá pedregosas, y con muchas, muchas curvas. Un viaje poco sugerente, si no fuera por el paisaje, bellísimo, y por el río.

Nos llevó más de dos horas llegar desde Trevelín hasta el nacimiento del río, punto al que llegamos a eso de las 11 de la mañana.
Saludamos al guarda que casualmente se encontraba allí, y después de la pertinente revisión de los permisos de pesca, José Luis nuestro guía, nos condujo en su 4 x 4 un par de kilómetros río abajo, atravesando fincas particulares por los lugares previamente pactados por nuestro guía con los dueños correspondientes.
El río, que bajaba alto (unos 60 cm por encima de su nivel normal y con escasa actividad de los peces en los últimos días según el guarda), era espectacular: de aguas absolutamente cristalinas de color azul o verde esmeralda, lleno de curvas, rio-corcovadopozos profundos, pequeñas islas y recodos, que de inmediato nos hizo olvidar las incomodidades del viaje.Nos separamos un centenar de metros y empezamos a pescar.
Primero lo tanteamos a ninfa durante un rato, sin resultado, y enseguida probamos suerte con el streamer. Media hora después Jesús ya había pescado un precioso salvelino de 58 cm y aún tuvo otro pez más que no pudo llevarlo a la sacadera. Yo por mi parte no había tocado ni un solo pez, y como en las dos o tres horas siguientes no tuvimos ni una sola picada más, la cosa se estaba poniendo bastante fea. Eran ya más de las tres de la tarde y se había levantado un fuerte viento, así que decidimos ir a comer junto al puente, con la idea de pescar después un rato por allí cerca y regresar pronto a nuestra cabaña en Trevelín.

Y dicho y hecho: después de comer probé a pescar en la margen derecha, a pocos metros del puente donde desagua el pantano, pero el viento había arreciado y lo tenía de cara, así que desistí y me fui a la otra orilla. Allí la cosa no estaba mejor porque la espesa vegetación solo permitía efectuar lances paralelos a la orilla, así que empleé unos minutos en probar aquí y allá, hasta que encontré un lugar con un poco de espacio para lanzar.

El río tenía una vena central ancha y profunda con corriente muy fuerte, bastante más suave en la orilla en la que yo me encontraba, y más suave aún en la orilla opuesta. Me gustaba la otra orilla, pero tenía que lanzar a unos 18 ó 20 m para llegar hasta donde yo quería, de modo que, después de pensarlo unos segundos, probé a lanzar alto atrás, y luego hacia delante. Al segundo lance, con la ayuda del viento que lo tenía de espaldas, conseguí mi objetivo. Pocos segundos después de que el streamer tocase el agua sentí en mi caña la tensión de la cola de rata empujada por la fuerte corriente de la zona central del río, que tiraba del resto de la línea con el streamer en su extremo. Solté 2 ó 3 metros más de línea para permitir que el streamer bajase más hacia el fondo y enseguida noté la tensión extra del final de la cola de rata enderezándose hasta alinearse con el resto.

Salvelinus Fontinalis. Río CorcovadoY de pronto, ¡Tac! un tirón seco, brutal, seguido de una vibración que a mí me pareció un terremoto.
Me puse tenso, concentrado, tratando de adivinar lo que pasaba al otro lado de la línea, e instintivamente asenté con fuerza mis pies en el fondo del río. Era un pez, sin duda, y noté cómo tiraba bravamente corriente abajo. Tiraba muy, muy fuerte, y para aguantar la embestida tuve que soltar unos cuantos metros más de línea. Me pareció notar que los tirones cambiaban de dirección y pensé que el pez habría atravesado la corriente central del río, desplazándose hasta mi orilla. Fuese o no esto cierto, la tensión en la caña era menor y empecé a recoger línea. Tres, cuatro, cinco metros, nuevo tirón del pez, vuelta a soltar línea y a empezar de nuevo. Esto ocurrió tres o cuatro veces más hasta que pude recuperar línea de forma consistente.

Y de repente, dando un salto de más de un metro de altura apareció el pez a unos 10 metros de distancia: un salvelino enorme de 5 ó 6 Kg., todavía con fuerza para repetir el salto otras dos o tres veces más, mientras yo enloquecía de alegría.
Me había mantenido relativamente sereno hasta poco antes, pero ahora estaba ya totalmente cardiaco, y fue más o menos en este punto cuando grité a Jesús y José Luis que estaban a unos 80 m río abajo para que vinieran. Debió contagiarse el pez con mi locura, porque en cuanto vio mi sacadera comenzó a nadar en zigzag dándose revolcones de trayectoria impredecible, y me temí lo peor. Su última estratagema fue tratar de cobijarse bajo unas ramas que había a mi derecha a cuatro o cinco metros río arriba. Lo contuve como pude y, no sé bien cómo, de pronto, sin que yo hiciera nada especial para lograrlo, el pez entró en la sacadera.
Sentí un gran alivio y recuerdo que me quede contemplando el pez por unos segundos saboreando la victoria. Era un pez magnífico que podría El ejemplar en cuestiónmedir unos 80 cm de largo, más o menos. Y mientras estaba yo tratando de precisar el "más o menos", llegó José Luis con su cinta métrica y la cámara de fotos para hacer justicia. El pez midió exactamente 61 cm.
Eso sí, estaba fuerte, todo músculo. Seguramente pesaría unos 3 Kg.
Solo un par de fotos. Lo solté suavemente, con cuidado, como se suelta a un niño para que dé sus primeros pasos, y vi cómo se alejaba lentamente.

Luego ya en casa, repasé y anoté cuidadosamente en mi memoria los recuerdos de aquel día. Había sido la mejor pelea de mi vida con un pez, y pensé:

Nunca te olvidaré Fontinalis.

Por las dudas
"Por las dudas" es una expresión popular argentina, equivalente a por si acaso, o por si las moscas.

Jesús Lamberto con una trucha del Río RivadaviaPescando en el Río Rivadavia, que donde según la creencia popular es uno de los ríos más difíciles para pescar truchas, tuvimos ocasión de comprobar, no solamente que los peces son muy selectivos, sino que además son extraordinariamente vigorosos fuertes.
Así las cosas, "por las dudas", empezamos a pescar a ninfa con hilo de 0,14 porque las truchas eran muy difíciles de engañar, y a continuación, también "por las dudas", nos vimos obligados a aumentar el diámetro hasta 0,18 (nada ortodoxo tratándose de ninfas montadas sobre anzuelo del 22 y más pequeños), porque de otro modo rompían el aparejo, y aún así en ocasiones era insuficiente.
O sea que primero "por las dudas" hilo fino, y luego también "por las dudas" hilo grueso. ¿En qué quedamos?
Tan jodido es Enero como Febrero. Paradojas de la pesca.

Río Futaleufú: Las truchas de 30
dobleteEscribo este artículo porque tengo la razonable certeza de que creéis lo que escribo. De no ser así no me tomaría la molestia de hacerlo. Con la misma lógica os digo que no voy a contar algunas cosas que sé, positivamente, que no las creeríais. Un ejemplo de esto es la fortaleza de las truchas de algunos ríos de la Patagonia argentina. La pelea con una trucha de 30 cm. del río Futaleufú por ejemplo, equivale a lo que puede esperarse con una de 60 cm. de las poquísimas que quedan por aquí.

Ésta es una simple verdad, pero no la cuento porque nadie la va a creer. Lo siento. Quien quiera saberlo tendrá que viajar a aquellas tierras para verlo con sus propios ojos y comprobar dos cosas: La primera, que es absolutamente cierto, y la segunda que tampoco a él le van a creer cuando lo cuente.

“Esta entidad ha recibido una ayuda cofinanciada al 100% con recursos REACT UE, a través del Programa Operativo FEDER 2014-2020 de Navarra, a través del Objetivo Específico “OE REACT UE 2. Apoyo a las inversiones que contribuyan a la transición hacia una economía digital” como parte de la respuesta de la Unión a la pandemia de COVID-19”

FEDER REACT dcha